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EMPEDERNIDA

  • Foto del escritor: La Eljach
    La Eljach
  • 6 abr 2018
  • 2 Min. de lectura

Mirar la luna y escuchar la brisa, siempre me recuerda lo bonito que es amar. Acariciar la noche y disfrutar cada minuto en mi cama, en cada momento escuchando solo mis pensamientos.


Retumbando, haciendo ruido, alardeando incoherencias, resumiendo momentos e imaginando proyectos, muchos de ellos que solo se quedan en las cuatro paredes de mi cuarto. De eso se trata vivir.


En mi cuarto me conozco, me veo tal como soy. Se desnudan mi interior y mi alma...


Pensar en lo bueno, pensar en lo malo. Pensar en si pasa y si “tal vez no”. Sacar provecho de la imaginación, inventar aventuras que me llenen de emoción o que quizá simplemente me llenen. Todo el tiempo viendo el techo. Aquel pedazo de pared blanca que se sitúa arriba mío. Aquella que junto a las almohadas me ha visto llorar, gritar, reír e incluso solo quedarme en silencio, pensando en cómo sería el mundo si todos fueran como yo. Un caos total, seguramente.

En mi cuarto me conozco, me veo tal como soy. Se desnudan mi interior y mi alma, juntos se abrazan. Se complementan y encuentran un sentido. Algo que nadie podría entender si lo explico con palabras. Porque igual, no encontraría las necesarias. Ni siquiera las conozco. No creo que existan, pero algo parecido puedo sentir en las noches. Frías o calientes pero siempre con la luna de compañera.



En las noches todo es diferente, todo me transporta a una realidad desconocida, pero inconcebible. Todo se ve y se escucha con claridad. Todo ese silencio me libera y me hace descubrirme. Solo estamos, la luna, mi cama, la música que deja la brisa, mis manos y mi inspiración, en todo esto me resumo yo. Una romántica empedernida.

Enamorada de la noche y de la vida. De cabellos largos, con grandes ojeras que me deja la oscuridad, y mi bendita costumbre de usarla como musa. Con piernas largas como las horas que espero para que caiga el sol. Con ojos almendrados que brillan cada vez que agarro un lápiz y fluye cada palabra. Con dientes pequeños pero que podrían comerse todo el mundo. Esta soy yo, amante de la luna y lo que ella trae.

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