top of page
Buscar

Página 58, Rayuela

  • Foto del escritor: La Eljach
    La Eljach
  • 29 ago 2018
  • 2 Min. de lectura

Hace algunos días, seis para ser exactos, realicé un curso de escritura creativa, para los que me conocen, amo escribir. Así que decidí hacerlo a ver que pasaba. Todo fue realmente asombroso, pensé, escribí, leí, lloré, escuché, pero sobre todo aprendí.

Como todo lo bonito y bueno tiene que acabar, tres horas después el curso terminó. Las expresiones de todos los asistentes dejaba mucho que pensar. Caras entre sorprendidas y felices. Plenas pero insatisfechas. Todo lo anterior solo fue la motivación para que Vero, nuestra profesora, nos diera una noticia que para muchos fue bienvenida.

- Hagamos un reto de 21 días escribiendo, acerca de diferentes temáticas, yo les pongo el tema, ustedes escriben, luego de eso nos encontramos de nuevo.

Nadie lo dudo, ninguno titubeo al decir "de una". Es por esta razón que hoy he decidido abrir este espacio. En el que sin contarles mucho le diré todo. Compartiré con quienes me leen, lo que haré estos 21 días.


Coger una frase cualquiera, de un libro cualquiera, no dice mucho. Todo cambia cuando debes sacar una historia partiendo de esas insignificantes pero a la vez valiosas palabras. Así es como nace la historia que a continuación les dejaré.


"...Se estaba acostumbrando a ser una fumadora pasiva, no solo de tabaco, si no de recuerdos..."

Horacio oscilando cadencioso en el tabaco, Babs perdida. Poco a poco ella se desvanecía en el humo y sus ganas de aferrarse al deseo de su cuerpo se disipaban. Nunca había tolerado los vicios, y sin darse cuenta Horacio se había convertido en uno para ella. Un vicio insaciable, en ocasiones dañino pero a la vez necesario. En ese momento de su vida, en el que sus fieles compañeros eran una taza de café medio vacía y un poco fría, un libro abierto lleno de polvo, una radio sonando entre cortada, los pitos de los carros entrando por las ventanas oxidadas y Horacio expulsando humo por su nariz y boca, justo en ese momento ella descubrió la pobreza de vida que tenía, pero que a la vez no deseaba cambiar, es un capricho, su pobreza no es solo económica. Iba más allá. Se sentía sola, se sentía vacía, se sentía desesperada y por eso se estaba acostumbrando a ser una fumadora pasiva, no solo del tabaco, si no de recuerdos, de frustraciones, de deseos sin cumplir, de desamores, de Horacio.

Entonces en esa tarde lluviosa y un poco triste, un fuerte estruendo sacudió su cuerpo desnudo, abrió los ojos, se despertó, todo fue muy real, ahí estaba él admirándola, sentado en un costado del sofá, con una mano le acariciaba las esbeltas y blancas piernas, su lugar de paz, mientras con la otra mano sus dedos sostenían lo que quedaba del tabaco, disfrutándolo, perdiéndose, alejándose de ella, tal como Babs lo había percibido mientras dormía. Ahora se dio cuenta, comprendió que todo era un sueño, muy real, por cierto. Un sueño con el que ha decidido vivir sin importar si sus ojos están abiertos o cerrados.

 
 
 

Comments


disfruta

TANTO COMO PUEDAS

Únete a nuestra lista de correo

No te pierdas ninguna actualización

© 2023 por Secretos de Armario. Creado con Wix.com

bottom of page